Lenguaje, un gran reto del autismo; terapias, pilar para su desarrollo
Si bien han facilitado gradualmente el acceso de las y los estudiantes a la escuela, esto no ha garantizado una educación inclusiva
Los equipos de la Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular (USAER), que brindan su apoyo a estudiantes que presentan dificultades de aprendizaje y trastornos como el del espectro autista, están incompletos porque su estructura carece de todos los especialistas, principalmente de trabajo social y psicología. De hecho, existen situaciones extremas en las que un docente de apoyo atiende más de una escuela, advierte la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
«Atender las necesidades de una persona con autismo requiere de equipos multidisciplinarios y que quienes intervengan estén a su vez especializados en trastornos del espectro autista; estas carencias se ven asociadas a las pocas oportunidades que tienen los profesionistas para formarse en la atención a esta condición, los esfuerzos por parte de las universidades públicas o privadas son aislados y los pocos especialistas con los que cuenta el país lo son gracias a haberse formado en el extranjero”, explicó Nancy Anaya, de OTEA Autismo.
Si bien para Nancy, madre de familia de un niño con autismo, las USAER han facilitado gradualmente el acceso de las y los estudiantes a la escuela, esto no ha garantizado una educación inclusiva.
La USAER es la instancia de educación especial que proporciona apoyos técnicos, meteorológicos y conceptuales a las escuelas de educación básica de sostenimiento público.
En el país existen 4 mil 646 unidades que atienden al 14.1% del total de escuelas públicas de educación básica, aunque cubren 37% de aquellas que registran estudiantes que enfrentan barreras para el aprendizaje y la participación (BAP).
Durante el ciclo escolar- 2020-2021, de los 800 mil 878 estudiantes que enfrentaban barreras para el aprendizaje y la participación, un total de 28 mil 244 fueron menores de edad con autismo
Esto significa, que 3.5% de los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria que enfrentan BPA son menores de edad que viven con trastorno del espectro autista.
Según estadísticas de la plataforma SI-MEJOREDU, en preescolar, la matrícula de niños y niñas con trastorno del espectro autista fue de 6 mil 347; en primaria de 16 mil 582 y en secundaria de 5 mil 315.
Por entidad federativa, Nuevo León es la entidad que atendió al mayor número de estudiantes con autismo durante el ciclo escolar 2020-2021 (4 mil 908), seguido del Estado de México con 2 mil 390 y Baja California con 2 mil 70.
«Sobre las estadísticas, sería importante saber cuántos de estos niños y niñas desertan, qué apoyos en específico se brindó a estas poblaciones y si antes de abrir las puertas al aula los profesores que atendieron a este sector recibieron un programa de capacitación al respecto, esas son las incógnitas”, cuestionó Anaya.
La activista insistió que dejar pasar a los niños a una escuela y sentarlos en un pupitre no es inclusión, pues se debe tener un plan, ajustes y adecuaciones para facilitar su participación.
La investigación de Mejoredu indica que uno de los retos más significativos tiene que ver con la transformación profunda de las culturas escolares, debido a que con frecuencia se reportó que la actitud de los colectivos docentes obstaculiza la atención permanente.
«Considero que la actitud de los docentes está asociada a la nula formación con la que cuentan, en este sentido muchos llegan a rechazar la presencia del alumno con autismo por falta de conocimiento sobre cómo van a trabajar con él”, mencionó.
En relación con el espacio escolar o la infraestructura, el reporte de Mejoredu destaca que es insuficiente o poco funcional para el trabajo de la unidad y para atender las necesidades del estudiantado.
«En México, las escuelas aún no cuentan con accesibilidad pensada en el autismo, cuestiones como la accesibilidad cognitiva o arquitectónica aún no son claras para esta población. En nuestro país la accesibilidad está mayormente pensada en obstáculos físicos”, alertó Anaya
Se estima que en México, hay una personas dentro del espectro autista por cada 115, lo que significa que puede haber por lo menos, 1 millón 95 mil 775 personas dentro del espectro, de las cuales 372 mil 563 estarían entre los 0 y 19 años y 723 mil 211 en el rango de 20 años y más.
LENGUAJE, UNO DE LOS GRANDES RETOS
La comunicación es un elemento fundamental en la socialización de las personas, pero para quienes están dentro del espectro autista, desarrollarlo puede ser una tarea titánica. Ian, a los tres años de edad, decía una sola palabra: “vaca”.
1. A sus actuales cinco años, su vocabulario es de cientos de palabras, tiene dificultades para estructurarlo y empieza a entender y desarrollar un diálogo. Sin embargo, gracias a terapias con especialistas, tanto privados como en un DIF de Tlalnepantla, Estado de México, ha podido ir mejorando su dominio del lenguaje, con grandes apoyos por parte de la familia y los expertos. A continuación, un día normal de Ian desde que despierta hasta que entra a la escuela.
–¡¡Hooooola!!
– Buenos días, hijo, ¿cómo estás?
–¡Muuuuuuy bien!
– Ven, acuéstate un ratito conmigo
–Mmmmm, taaaaaaaaaaa, sí (brincos y aleteos)
– ¿Quieres que te cuente una historia?
– No, celular.
–Te presto mi celular, pero ¿cómo se dice?
–Paaaapáááá meeeeee prestas ceeeelular, pooooor faaaavoooor.
2. Para llegar a este punto fueron horas de intervención psicológica tratando de que primero dijera la palabra celular, luego que lo pidiera y por favor. Al principio sólo decía palabras sueltas y poco a poco fue juntándolas, pero todavía no entiende el tema de la oración que implica un sujeto, el verbo y el complemento. Luego de estar un rato viendo videos de Peppa Pig, Paw Patrol o Cocomelon en la sala, el siguiente paso es llevarlo a la cocina para que pida algo de comer. Así deben ser todos los días, porque si no es así, se corre el riesgo de que se desregule y se ponga nervioso y alterado.
–¿Qué quieres de merienda?
–Gelatina verde… yogurt
–Siéntate.
–Cuchara.
–Ahorita te la doy.
–Ayuda, destapar (gelatina).
3. De manera deliberada dejamos de hacer cosas como padres y especialistas para que lo obliguemos a pedir ayuda. Eso es un elemento fundamental en las personas con autismo; necesitan pedir ayuda para que avancen en su desarrollo. Hay quienes no la piden y eso limita su desarrollo. Una vez que desayunó, de manera muy limitada porque no tolera 95% de los alimentos que los demás sí comemos, el siguiente paso es la tarea con Ian.
– Agarra el color de la puntita.
– Cielo, azul.
– No te salgas del cielo, lo demás son árboles.
– Mmmmmmm.
– Trata de hacerlo más seguido, no sólo rayones.
–Verde.
–Ahora quieres pintar los árboles.
–¿Cuál? Verde claro, verde fuerte.
–El que elijas.
– Claro.
–Muy bien.
4. Desarrollar la motricidad fina en los niños con autismo es fundamental para que puedan realizar tareas como escribir correctamente. A Ian le cuesta mucho trabajo, apenas está empezando a agarrar el lápiz y los colores correctamente; sabe contar muy bien, sabe deletrear varios conjuntos de sílabas, ya junta palabras y las lee, pero le cuesta mucho dibujar y escribir.
Se trata de que haya una rutina, para que Ian se mantenga regulado, sacarlo de ella puede implicar inestabilidad sensorial, berrinches o incluso crisis. Una vez que se hizo la tarea el siguiente paso es bañarlo.
– Bañar tina, abajo.
–Sí, ahora te pongo la tina en el patio y le pongo agua caliente.
–Animales. Vaca, león, tigre, ballena…..
–¿Quieres jugar con ellos en la tina?
– ¡Sííííí!
– Carritos.
– ¿También quieres tus autos?
– Dame.
–Ahora te los traigo.
–Espuma.
–Ahora le pongo champú al agua para que puedas jugar.
– Caliente.
– Le pongo más agua fría.
5. El juego de Ian es muy limitado. Al principio sólo colocaba los autos en fila y los desacomodada y los volvía a poner igual. Así se pasó como dos años haciendo el mismo juego; ahora ya los baña, los esconde en el jardín, los tira de rampas o se sube a la escalera y desde ahí los avienta. Pero su juego imaginario no va más allá. Sin embargo, este tipo de juegos lo ayudan a regularse para estar tranquilo sensorialmente.
Una vez que lo termino de bañar, lo ayudo a cambiar, porque él todavía no puede ponerse la ropa por sí mismo; se puede quitar el pantalón, los calcetines, la ropa interior, pero no las playeras; todavía no es capaz de secarse por sí mismo y sólo puede ponerse la trusa y los calcetines. Se trata que poco a poco vaya haciendo las cosas por sí mismo.
–¡¡¡Quiero comer!!! ¡¡¡¡Hambre!!!
–Te preparé arroz y taquitos dorados.
–Agua.
–¿De qué quieres agua?
–Jamaica.
–Hice de limón.
–¡¡¡Noooo!!! ¡¡¡¡Jamaica!!!
–Mañana te hago de jamaica.
6. Ian es muy susceptible a las texturas. El agua de limón le gusta, pero lo que no le agrada son los pequeñísimos pellejitos de los gajitos. Es capaz de percibirlos en su paladar. Una vez que termina de comer, arreglamos su mochila, le ponemos el lunch que consiste en agua simple y una gelatina y nos vamos a la escuela en el auto.
–Ya llegamos. Bájate. Te voy a poner el cubrebocas
–¡¡¡Así no!!
–Le estiro un poco más el resorte.
–¡¡No quiero!!!
–Ya sabes que hoy es día de escuela.
–No, estudio mamá.
–Al rato viene mamá por tí.
–¡¡¡Déjame!!!
–Vamos con tu maestra Isa.
–¡¡¡¡Nooo!!!
Luego de unos momentos tensos acepta que lo agarre de la mano y lo acompañe a la entrada. Ahí, el conserje le da un poco de gel, lo unta en sus manos y se mete al patio donde hace varias paradas; una en el lavado para enjuagarse las manos, otra con la maestra de primer grado, una más con la de segundo y al final Ian llega a su salón dando pequeños saltitos y yo con la esperanza de que hoy pueda aprender a incluirse un poco más en su aula donde una maestra y una especialista del USAER lo apoyan.
Fuente: Excélsior