Megaproyectos inmobiliarios en Mérida: así afectan las torres y viviendas verticales
La tendencia de edificios verticales en Mérida parece imparable porque día tras día surgen nuevos macroproyectos inmobiliarios.
Sin embargo, en opinión del urbanista y doctor en arquitectura Marco Tulio Peraza Guzmán, académico de la Facultad de Arquitectura de la Uady, estas gigantescas torres elevadas no se deben construir en zonas pobladas porque despojan de los servicios públicos a las viviendas familiares.
El 20 de septiembre pasado el Diario publicó una consulta pública que realiza la Secretaría de Desarrollo Sustentable del gobierno del Estado para la construcción de una torre de 26 pisos en la comisaría de Santa Gertrudis Copó.
Antes, los vecinos de esta población rural protestaron por la falta de presión en el agua potable y la construcción de otra torre elevada.
Lo mismo ocurrió en el fraccionamiento Montecristo y otras partes de la ciudad donde surgen estos gigantescos desarrollos inmobiliarios.
Entrevistado sobre este tema, el doctor Peraza Guzmán consideró que estos brotes de inconformidad de los habitantes que tienen por vecino un edificio vertical son por un problema de regulación.
Las autoridades estatales, municipales de Mérida y federales otorgan permisos donde no deben estar estas gigantescas construcciones, señaló.
Él está de acuerdo que con el crecimiento económico y poblacional de Mérida son necesarios los edificios verticales, no se puede evitar ni frenar esta tendencia de construcción, pero las autoridades tienen que autorizar donde sí se puedan construir y que construyan sus propios servicios públicos, y deben estar en sitios con suficiente terreno.
Viviendas verticales aumentan el parque vehícular y crean caos
No se deben insertar en lugares habitacionales donde ya existe vivienda tradicional familiar porque los vecinos que viven por años en fraccionamientos, colonias y comisarías sienten que les afectan sus calles por la cantidad de vehículos que ocasiona un megadesarrollo inmobiliario y de departamentos, indicó.
Además, los vecinos sienten que se afecta la capacidad de servicios de agua potable, de electricidad y de vialidad, que son infraestructuras públicas ya existentes, pero tienen sus limitaciones.
“Tiene que haber ahí una inversión de estos grupos empresariales para no cargarse de la infraestructura pública”, señaló Peraza Guzmán. “Son retos de fondo que necesita regular el Ayuntamiento para seguir con las inversiones, pero con sustentabilidad”.
“Aquí el problema es el desarrollo sustentable de la ciudad. Se ha dicho mucho, no es nada fácil de lograr una regulación, pero es la única manera de garantizar que no se vaya perdiendo la calidad de vida de los habitantes originarios”.
“Cuando el desarrollo económico urbano se gesta a costa de los servicios de calidad, a costa del patrimonio, a costa del medio ambiente, lo que tendremos es una depreciación de la calidad de vida”, reiteró.
“A la larga estamos afectando el entorno en el que vivimos y nos va a costar a la larga mucho más, porque estamos impactando el ámbito que habitamos”, aseveró.
Como conciliar el desarrollo urbano
¿Cómo conciliar la construcción de esos edificios gigantes que se enclavan dentro del área urbana y la postura de los vecinos que recurren a las protestas, a los amparos y no les gusta tener en su zona a las torres elevadas?, se le preguntó.
“No los acepta la gente, es parte de una carencia en la regulación porque estos edificios verticales están en las nuevas leyes a partir del 2014”, dijo.
La torres elevadas en Mérida no están diseñadas y planeadas con su respectiva infraestructura
“Es orientar un poco la construcción de estos edificios grandes porque la autoridad se enfoca más en la necesidad de densificar la ciudad, lo cual no es malo, pero el problema es que estos grandes conjuntos verticales absorben mucha infraestructura ya existente. Y eso quiere decir que si se hacen donde las infraestructuras son precarias, ya son lugares habitados y están densamente poblados se crearán problemas urbanos”.
“Si no se planearon estos grandes conjuntos verticales, pues viene una recarga sobre esas infraestructuras que no son apropiadas, es decir, consumen más luz, consumen más agua, consumen más servicios, utilizan más vialidades, y eso multiplica la circulación de vehículos en un solo espacio”, señaló.
“Parte del problema está en que estos conjuntos no están diseñados y planeados con su respectiva infraestructura nueva, acorde a su demanda. Y esto significa que no debieran existir en cualquier lado, sino en aquellos lugares en donde es factible que creen infraestructuras suficientes para que ellos puedan funcionar sin afectar el entorno habitacional de la gente que desde hace años vive en Mérida”, indicó.
La clave es el consumo de infraestructura
Más de las opiniones de Marco Tulio Peraza Guzmán sobre las construcciones verticales.
“El problema fundamental está en el consumo de infraestructura que requieren estos edificios verticales. Se debe regular para evitar que afecten a las infraestructuras que ya están en la ciudad y están vigentes en los sectores habitacionales”, señaló.
“No se debería aprobar su construcción, por ejemplo, en fraccionamientos poblados donde tendrán un conjunto de torres de departamentos, como en Montecristo.
“Si este complejo no tiene su propia fuente de generación de agua, de luz, con la cantidad de usuarios que vivan allí y los habitantes del fraccionamiento en muy poco tiempo la infraestructura urbana y servicios públicos quedará obsoleta”“.
Nota original aquí
Fuente: Diario de Yucatán