domingo, noviembre 10

Mexicanos ponen altar de Día de Muertos pese a inflación; ofrenda costará 18 % más

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En promedio, los mexicanos gastarán mil 600 pesos en la ofrenda de Día de Muertos, casi 18 por ciento más que el año pasado

Los mexicanos preparan su tradicional altar para el Día de Muertos, el 1 y 2 de noviembre, mientras afrontan la inflación más alta en dos décadas, que ha elevado el precio de la tradicional ofrenda en casi 18 por ciento.

En promedio, cada mexicano gastará mil 600 pesos en la ofrenda, un incremento del 17.6 por ciento con respecto a 2021, según un estudio de la plataforma financiera HelloSafe.

Las ofrendas y altares mexicanos se decoran con flores de cempasúchil, papel picado de colores, calaveras de azúcar, pan de muerto, mole y algún platillo preferido por los difuntos.

Los adornos ocupan el 40 por ciento del presupuesto de la ofrenda, seguido de alimentos y bebidas, que afrontan un alza anual de 45 por ciento en sus precios, de acuerdo con el estudio de HelloSafe.

Comerciantes consultados por EFE en el emblemático Mercado de Jamaica de la capital mexicana coincidieron en ligeros aumentos en los costos, aunque afirmaron que “tratan de no subir mucho el precio”.

Uno de ellos es Aarón Díaz, quien vende cráneos de resina, personajes conocidos como catrinas y catrines de más de un metro de altura, así como figuras del prehispánico xoloitzcuintle, un perro que ayuda a los difuntos a cruzar al más allá, según las tradiciones ancestrales.

Díaz refirió que los mexicanos también adquieren incienso y mirra para purificar el hogar y guiar a los difuntos.

“Sí ha subido un poco el precio (de las cosas de la ofrenda), no te voy a mentir pero la calidad es muy buena y no te quejarías porque al final siguen siendo accesibles”, añadió Ángel Vargas, del puesto “Las Güeras”.

Vargas comentó que los clientes que acuden a su local se llevan papel picado y veladoras, pero en medio del aumento de precios solo acuden a comprar lo estrictamente necesario, ya que guardan adornos y decoraciones del año anterior.

Entre precios y tradiciones

La tradición no ha estado exenta de la inflación, que alcanzó 8.7 por ciento anual en septiembre, uno de sus niveles más altos en dos décadas.

Carlos Giovani, de la florería “Lupita”, dijo que algo que no puede faltar en los altares es la flor de muerto o cempasúchil, pero han incrementado su valor con respecto al año anterior entre cinco y 10 pesos mexicanos.

El florista expuso que sus proveedores son de Xochimilco, en el sur de Ciudad de México, que este año estima una producción de más de 5 millones de ejemplares.

Otro elemento importante es el pan de muerto que, según HelloSafe, aumentó de precio 18.52 por ciento anual a un aproximado de 16 pesos por pieza.

En algunos puestos el pan de muerto también está en presentaciones con azúcar, relleno de chocolate, de mermeladas, con queso y sencillos, siendo los rellenos los más caros con un precio de 40 pesos mexicanos.

Una tradición viva

Los altares del Día de Muertos surgieron como una combinación de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos.

Las culturas prehispánicas trasladaron su veneración cultural a los muertos al calendario cristiano, que coincidió con el final del ciclo agrícola del maíz, principal cultivo alimentario del país.

La celebración del Día de Muertos se realiza los días 1 y 2 de noviembre: el primer día corresponde a “todos los santos“, para los menores de edad fallecidos, mientras que el segundo es el de los “fieles difuntos” para rememorar a los adultos.

Para muchos mexicanos, estas tradiciones son especiales y no deben perderse pese al incremento de precios.

“Esto es algo hermosísimo de nuestro país”, contó Elena Pérez a EFE mientras recorría el mercado.

“Vine aquí a Jamaica para cumplir con las tradiciones de cada año y hoy vine con mi hija para enseñarle que no pierda las tradiciones y que siga ella enseñando a las futuras generaciones”, manifestó.

Para algunos otros, como Diego Armando Ruiz, un niño que ayudaba a su madre en un puesto de calabazas, también es una oportunidad de disfrazarse, en combinación con el Halloween.

“Lo que disfruto es pedir calaverita, disfrazarme y jugar”, expresó.

Fuentes: López Dóriga Digital.

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