México y AL deben fortalecer a los entes de competencia: BM
El Banco Mundial afirmó que la falta de competencia contribuye a una mayor desigualdad porque afecta en mayor medida a los más pobres.
Para que las economías de México y América Latina avancen y crezca la productividad e innovación, con una distribución más equitativa del ingreso, se requiere fortalecer a los organismos que regulan la competencia, señaló el Banco Mundial.
Esto va en sentido contrario a lo que ocurre actualmente en el país, donde el Gobierno federal pretende eliminar a siete organismos autónomos, entre ellos, a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece).
En un estudio, el Banco Mundial afirmó que la falta de competencia contribuye a una mayor desigualdad, porque afecta en mayor medida a los más pobres.
“En las zonas urbanas de México, se calcula que las pérdidas de bienestar relativas derivadas del poder de monopolio en mercados de bienes esenciales, como las tortillas de maíz, carnes procesadas, pollo, huevos y leche, son hasta un 20 por ciento más altas en los hogares más pobres que en los más acomodados”, indicó.
En tanto, los hogares más ricos pueden excluirse de los mercados locales monopolizados y obtener bienes y servicios en mercados extranjeros con mayor competencia, y esto no es así para los pobres.
El organismo añadió que la baja competencia en AL hace que los consumidores paguen más y tengan opciones de menor calidad en productos que van desde papel higiénico y la conectividad a Internet hasta los alimentos, disminuyendo el bienestar general.
En el documento ‘Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?’ el organismo expuso que aumentar la competencia puede ayudar a estimular el crecimiento de la productividad, porque obliga a las empresas menos productivas a salir del mercado, mientras que las más productivas sobreviven y prosperan. En su ausencia, son las empresas poco productivas las que sobreviven.
Subrayó que los mercados con mayor competencia hacen más asequible la adopción tecnológica y amplían el alcance de su difusión, permitiendo que más empresas puedan beneficiarse de mejoras de eficiencia.
Esquema ineficiente
Miguel González, coordinador del Centro de Estudios Financieros de la Facultad de Economía de la UNAM, indicó que un ejemplo de la falta de competencia se registró en décadas pasadas en el país, cuando surgieron ineficiencias y altos costos generados por el sistema de sustitución de importaciones, por medio de la estrategia de proteger a las empresas del mercado interno, mediante un sistema de aranceles y permisos de importación.
Subrayó que un esquema de poca competencia o nula competencia, que esté favorecido por obstáculos y medidas de protección, genera a la larga una ineficiencia productiva y tiende a generar ganancias excesivas para las empresas que están protegidas.
“Sin embargo, no basta sólo de organismos que regulen la competencia, también se requiere un sistema de estímulos a la innovación y que impulsen la productividad”, enfatizó.
En sentido contrario
Las recomendaciones del Banco Mundial contrastan con la propuesta del gobierno de eliminar a diversos organismos autónomos. El 23 de agosto se aprobó en la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, el dictamen para extinguir a siete organismos autónomos.
El proyecto de Ley que podría ser votado en octubre por el pleno del Congreso eliminaría la autonomía de la Cofece y sus funciones las realizaría la Secretaría de Economía; CNH y la CRE pasarían a la Secretaría de Energía; el IFT a la SCT; el INAI a la SFP, Mejoredu a la SEP y el Coneval al INEGI.
Héctor Villarreal, profesor e investigador del TEC de Monterrey, advirtió que “esta reforma se ha tratado de justificar como un ahorro, pero la verdad me parece que es atole con el dedo, creo que es un control de poder dentro del Ejecutivo”.
“Se ha esgrimido como principal argumento para extinguir a estos organismos, reducir costos, pero la exposición de motivos de la reforma, dice que la idea no es despedir a nadie; entonces el ahorro presupuestario sería casi cero”, recalcó.
Agregó que estos organismos tenían cierta autonomía respecto del Ejecutivo, unos más que otros, pero al pasarlos a las secretarías quedarían más controlados, ya que tendrán un jefe muy concreto.
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Fuente: El Financiero