El productor con larga trayectoria, José Luis Ordaz Jiménez, confirmó que el precio de la carne de res volvió a subir en el estado, principalmente debido a las restricciones para movilizar ganado, una medida derivada del avance del gusano barrenador, que ha afectado a numerosos ranchos.
Además de esta plaga, los ganaderos deben lidiar con otros desafíos: la baja disponibilidad de becerros, muy solicitados en Estados Unidos y en ranchos del norte del país, y la falta de médicos veterinarios certificadores. Actualmente solo una especialista cuenta con la aprobación de Senasica, luego de que varios médicos fueran suspendidos por presuntas irregularidades en su labor. Esta situación ha generado incertidumbre y retrasos en el movimiento de reses.
Ordaz Jiménez indicó que el monitoreo más reciente muestra precios de aproximadamente $180 por kilo en supermercados de Mérida, mientras que en los mercados tradicionales ronda los $160, variando según el corte. Advirtió que, si no se controla el brote del gusano barrenador, el costo podría llegar hasta los $300 por kilo.
Otros abastecedores, como Mario Alberto Canul, de Tizimín, confirmaron que la carne de cerdo podría elevar su precio hasta $10 por kilo en las próximas semanas. La carne de res, que apenas en septiembre se vendía en $160, ya se encuentra en $180 y podría alcanzar los $200.
Aunque comprender el alza en los precios no le resulta agradable, Ordaz afirmó que es una consecuencia directa de las exigencias sanitarias y de las dificultades crecientes para abastecer tanto al mercado local como al nacional e internacional.
Recordó que recientemente el becerro para destete llegó a $120 por kilo en Tepic, un valor que considera preocupante porque afecta el acceso a los alimentos de la población. La escasez de crías, explicó, se debe a la falta de vacas en la región: “sin vacas no hay producción de becerros, y los pocos que salen a la venta se compran de inmediato”.
Una ganadería en retroceso
El productor señaló que, en comparación con años anteriores, hoy se observa una marcada disminución del hato ganadero. Si se realizara un conteo real, estimó, Yucatán tendría alrededor de 350,000 cabezas de ganado, cifra inferior a la que solía manejarse. Criticó también la falta de comunicación de las asociaciones ganaderas con sus miembros, señalando que en su época se convocaban asambleas extraordinarias cuando era necesario informar decisiones relevantes.
En cuanto a la lucha contra el gusano barrenador, aseguró que sigue de cerca los esfuerzos de las autoridades y de la planta productora de moscas estériles impulsada por el también ganadero Alberto Banuet, aunque admitió que por ahora no hay avances significativos que reportar.
Acciones de prevención en los ranchos
Para enfrentar esta plaga, Ordaz indicó que utiliza un nuevo tratamiento veterinario, LarvaSen, un spray antimiasis con propiedades repelentes y cicatrizantes, aplicado principalmente en becerros recién nacidos y animales con heridas expuestas. Gracias a estas medidas preventivas, comentó, ni en su rancho de San Sebastián (Buctzotz) ni en el que posee en Escárcega, Campeche, se han detectado casos de infestación.
A pesar de tener instalaciones libres de enfermedades, enfrenta dificultades para trasladar cuatro reses a Chiapas como parte de un proyecto de reproducción de ganado de alta genética, debido a las restricciones sanitarias actuales.
Otra amenaza silenciosa: la leptospirosis
El ganadero advirtió sobre un riesgo adicional poco abordado: la leptospirosis, una enfermedad presente en ranchos de Mérida y Tizimín, que puede propagarse a través de roedores y anfibios, especialmente en lugares donde se almacena polinaza en grandes cantidades.
La enfermedad suele confundirse con brucelosis porque causa abortos, pérdida de peso y problemas de fertilidad en las vacas. Ordaz destacó que existen más de cien tipos de leptospiras y que no hay una vacuna específica para cada variante. Además, eliminar los focos de infección requiere medidas drásticas, como la quema de corrales y bodegas, ya que la bacteria puede sobrevivir hasta 15 años.
Redacción: Yucatánalamano.