Este fenómeno, conocido científicamente como Florecimiento Algal Nocivo (FAN), dejó una alteración ambiental que podría tardar al menos dos semanas más en estabilizarse por completo.
Según la doctora Dalila Aldana, investigadora del Cinvestav en Mérida y representante regional de la Academia Mexicana de Ciencias, aunque el agua ya no presenta la tonalidad rojiza característica del FAN, el proceso de limpieza natural aún está en curso. La descomposición de las microalgas que proliferaron durante el evento sigue afectando la calidad del agua, con implicaciones tanto para la fauna marina como para la salud de las personas.
Un proceso lento y natural
“La recuperación del mar no es inmediata”, afirma la especialista. Para ilustrarlo, comparó el fenómeno con lo que ocurre en una piscina tras una tormenta: aparecen algas que deben eliminarse gradualmente con filtros y productos químicos. “Con el mar sucede algo similar, solo que a una escala mucho mayor y sin intervención humana directa. La naturaleza necesita tiempo para restaurar el equilibrio”.
Aldana advierte que, incluso antes de la aparición visible de la marea roja, el mar ya mostraba señales de estrés por el exceso de nutrientes derivados de actividades humanas, como la agricultura, el desarrollo urbano y el manejo deficiente de residuos. Estas condiciones propiciaron el crecimiento acelerado de las microalgas.
El peligro no termina cuando se disipa el color
Durante la fase más activa del fenómeno, el cambio de color del mar y la mortandad de peces alertan sobre el problema. Sin embargo, la etapa crítica llega después, cuando ya no hay señales aparentes. Las algas nocivas desaparecen de la vista, pero sus restos continúan alterando el ecosistema marino.
“La amenaza no se va con el color rojo. Aunque el agua luzca limpia, la alteración sigue presente”, explica Aldana.
Uno de los principales problemas es la falta de oxígeno, ocasionada por la descomposición del fitoplancton muerto. Este proceso alimenta a las bacterias que consumen el oxígeno disuelto, reduciendo su disponibilidad para otras especies marinas y afectando el equilibrio del entorno.
Llamado a la acción coordinada
Finalmente, la doctora subraya que enfrentar este tipo de eventos requiere una estrategia conjunta. Destaca el papel clave que debe desempeñar el sector privado, tanto en la prevención como en la respuesta, ya que muchas de las causas del FAN están vinculadas a la actividad humana, especialmente a la contaminación de los acuíferos.
“La colaboración entre instituciones, gobiernos y empresas es indispensable. Los impactos del FAN afectan a todos, y solo con un esfuerzo coordinado podremos mitigar sus consecuencias”, concluyó.
Redacción: Yucatánalamano.