viernes, noviembre 8

Pobladores recuerdan cuando brujos que se transforman en animales casi invaden Yobaín, Yucatán

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Una conocida calle que ha quedado rezagada por el paulatino crecimiento de la urbanización en la cabecera del municipio de Yobaín, recibe el nombre de Chaltún Uay; siendo que la palabra Chaltún significa recipiente de agua en maya y Uay, es como se le conoce a los brujos que se transforman en animales.

Una antigua leyenda señala que fue el punto de reunión de ciertos brujos y personas que con poderes oscuros se convertían en seres mitad humano-animal, y que pensaron en algún momento atacar a la comunidad.

Algunos vecinos de la comunidad señalan que ciertos puntos de la localidad son referencia de las leyendas populares, donde se mencionan seres malignos que se alimentan de cadáveres. Estos lugares también son escenario de macabras procesiones, entre otras historias que forman parte del imaginario colectivo.

Los vecinos comparten algunas de estas leyendas y referencias históricas, que han sido transmitidas de generación en generación entre los habitantes del municipio.

“Según contaban los abuelos, estos sucesos ocurrieron hace muchos años, cuando los brujos de la región, esos que trabajan invocando los vientos malos y los espíritus extraviados, y hacen maldades contra la gente de la comunidad se reunieron con un propósito especial, hacer un frente común para tomar todo el pueblo de Yobaín, e invadirlo con la ayuda de sus conjuros y maleficios”, expresó el maestro Lucio Cab, un poblador de la localidad.

“Sin embargo, por más conjuros que realizaban, nada podían lograr por la buena voluntad de la gente, se dice que pelearon en las noches los vientos malos y los vientos buenos, fue un enfrentamiento entre los brujos de la comunidad y los brujos enemigos quienes querían tomar a la localidad para hacer sus maldades. Los brujos locales salieron victoriosos de este enfrentamiento”, expresó.

“En los días posteriores, la gente de la comunidad que transitaba por aquella calle se dio cuenta de que en las lajas del camino había hendiduras y huellas que ellos calificaron como el rastro de esos brujos, marcas como las que deja un caballo u otro animal y que era la única señal de aquel suceso misterioso que ocurrió en aquellas noches sin luna”, concluyó su relato el maestro Pat.

Uno de los vecinos de la zona informó que, antiguamente se contaba la historia de que cuando alguien era enterrado en la fecha de aquel desafortunado día, la gente del municipio se encerraba en sus casas desde temprano, porque los brujos de los pueblos vecinos se reunían en esta calle con el objetivo de comer la carne del cadáver.

Pobladores también cuentan que los días de finados, se ven sentados en las orillas de esa calle o sobre las albarradas a ciertas sombras blancas y negras en diferentes horarios, y que dicen son las almas de esos brujos extraviados, que al no tener donde ir a comer o ser invitados a los altares por sus malos actos, se van a esa calle a lamentar la vida que profesaron.

Nota original aquí

Fuente: PorEsto!/José Borges

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