lunes, octubre 21

¿Por qué están relacionados el Alzheimer y el olfato?

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Investigadores analizan la forma en la cual esta característica del cerebro puede ayudar a detectar la enfermedad

Los olores están relacionados con la capacidad que los seres humanos tienen para recordar, por lo que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realiza un estudio al respecto.

Un equipo de investigadores analiza la forma en la cual esta característica del cerebro puede ayudar a la medicina para detectar, desde los primeros síntomas, el Alzheimer.

¿Cómo se relaciona el olfato con el Alzheimer?

La información relacionada con el olfato llega al sistema límbico y el hipotálamo, regiones cerebrales que participan en las emociones y sentimientos que también están relacionados con la memoria.

De ahí, una parte de la información pasa a la corteza cerebral conde se percibe el olor y se reconoce. El Alzheimer daña de forma temprana las neuronas de esta vía olfatoria y cuanto más avanza este trastorno, mayor es la pérdida del olfato.

¿Qué es el Alzheimer?

Este padecimiento tiene que ver con la demencia que no necesariamente está relacionado con la locura sino con la pérdida progresiva de funciones cognitivas causada por un trastorno cerebral.

El Alzheimer es una enfermedad en la cual se olvidan las cosas cotidianas y se hace progresivo, además es considerado uno de los padecimientos que más se ha extendido entre las personas de edad avanzada.

Se le llama neurodegenerativo porque lentamente deteriora el cerebro hasta causar la pérdida permanente de recuerdos, conductas y otros rasgos cognitivos.

De acuerdo con un estudio financiado por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, alrededor del 10 por ciento de los adultos mayores de 70 años padece esta enfermedad.

En México, la Secretaría de Salud estima que alrededor del 25 por ciento de la población sufrirá algún trastorno mental en algún momento.

¿Cuáles son los primeros síntomas?

En sus inicios se confunde con distracciones, preguntas o comentarios que deben repetirse pero después la persona comienza a tener problemas para seguir conversaciones más complejas, es decir, pierde el hilo de la plática.

En casos extremos las personas se vuelven dependientes de sus familiares o parejas pues necesitan ayuda para hacer su vida cotidiana y en acciones que van desde bañarse hasta comer.

Fuente: El Financiero

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