En unos días, Morena dará a conocer a su candidato presidencial; mientras tanto, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, renunciará para ir rumbo a la presidencia en 2024.
La cuenta regresiva rumbo a las elecciones 2024 ya está aquí. Los partidos políticos están seleccionando al mejor prospecto para lanzarlo como candidato presidencial.
El primero en apuntarse, por lo menos, en el proceso de Morena y como se venía viendo, fue Marcelo Ebrard, quien informó que el lunes 12 de junio presentará su renuncia como secretario de Relaciones Exteriores.
El domingo 11 de junio se realizará la reunión del Consejo Político de Morena. Al respecto, Alfonso Durazo Montaño, gobernador de Sonora, adelantó que en su calidad de Presidente Nacional del Consejo de Morena, presentará una propuesta para que quien aspire a ser el abanderado del partido en 2024 renuncie a la brevedad a su cargo.
En Morena son varios los apuntados a ir como candidatos a la presidencia del país: Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal son algunos ejemplos.
Sobre la dinámica que Morena tendrá para definir a su candidato, Enrique Quintana en su columna La carrera de las ‘corcholatas’ comenta que esta podría parecerse a la del PRI en 1987.
¿Por qué el proceso de selección de Morena se parece al del PRI?
Enrique Quintana recuerda que fue en el sexenio de Miguel de la Madrid como candidato en 1987, cuando hubo presuntamente seis precandidatos, los llamados “seis distinguidos priistas”, que desfilaron en una pasarela ante la población.
Fue el presidente quien dio su veredicto y no los priistas, para que finalmente Carlos Salinas de Gortari se convirtiera en el candidato.
‘‘Hoy, la mayoría de los analistas piensan que el presidente López Obrador no va a declinar a su “derecho metaconstitucional” (como gustaba en llamársele) de elegir a su candidato(a) y además suponen que ya tiene su decisión tomada: Claudia Sheinbaum’’, sostiene Quintana.
Los lazos con la ahora jefa de Gobierno comenzaron a hilarse desde el 2000, cuando AMLO le propuso unirse a su gabinete. El presiente le tiene simpatía y confianza.
Fuente: El Financiero