Reparar generadores para el frente, clave en la campaña de invierno en Ucrania
Roman y su padre Myroslav han estado reparando, montando y enviando generadores al frente desde el principio de la invasión en Ucrania
Grupos de voluntarios de Leópolis, en Ucrania, desafían al frío y a los cortes de electricidad mientras se apresuran a reparar y enviar cientos de generadores eléctricos al frente. Los soldados los necesitan urgentemente no solo para unas mínimas condiciones de vida, sino para que las modernas tecnologías de guerra, que dependen de la electricidad, funcionen eficazmente.
Las empresas y los hogares empezaron a proveerse de aparatos en los últimos meses, pero Roman y su padre Myroslav han estado reparando, montando y enviando generadores al frente desde el principio de la invasión.
Para los civiles el suministro eléctrico suele ser sobre todo una cuestión de comodidad, mientras que para los soldados es cuestión de supervivencia”, subraya Roman a EFE.
Recuerda que los drones y los dispositivos de visión térmica, claves para detectar al enemigo y orientar la batalla en la guerra moderna, necesitan una conexión eléctrica segura.
“Imagina tener un coche pero no tener combustible para él. Lo mismo ocurre con diversos dispositivos militares, incluso los más innovadores“, afirma.
“Este generador nos lo dieron para una unidad de artillería del ejército. Ese otro para alimentar una baño móvil para los soldados”, añade Myroslav, mientras muestra el patio convertido en almacén improvisado.
Un pequeño autobús transporta en su interior ocho generadores recién llegados de Avdiivka, en el Donetsk, donde se libran encarnizadas batallas desde hace meses. “Tenían que estar listos para ‘ayer’””, subraya Myroslav para destacar la urgencia de la petición, una de las muchas que llegan mientras el país se esfuerza por repeler la invasión.
A veces los soldados nos vienen de noche, cansados, con sus uniformes manchados de barro, el coche abollado. Por supuesto, les ayudamos gratis y tan rápido como podemos”, dice Roman.
Myroslav y Roman suelen trabajar desde primera hora de la mañana hasta la noche, pocas veces tienen un día libre. Trabajan al aire libre y bajo cero, ya que los generadores y las herramientas ocupan la mayor parte del espacio disponible.
La mayor parte de su trabajo es manual; los cortes de electricidad no lo detienen. Una lámpara LED, alimentada por baterías improvisadas proporciona luz suficiente para seguir con su trabajo tras la puesta de sol.
El obstáculo más importante es que los generadores comerciales suelen ser inadecuados para los imperativos técnicos de primera línea.
Algunos cumplen estándares de calidad cuestionable, otros son muy sensibles a cualquier error de su usuario, lo que son frecuentes en las precarias condiciones de la trinchera”, explica Roman.
El barro, la suciedad y el agua son una amenaza constante, así como los fragmentos de proyectil del enemigo.
Aun así, tanto los militares como los voluntarios están encantados de conseguir cualquier cosa que esté a su alcance en medio de la disparada demanda de generadores en el país azotado por los apagones nacionales.
Roman pide a menudo a otros voluntarios que le den generadores averiados o incluso de baja calidad para reparar o montar con ellos nuevos aparatos más útiles o utilizar sus piezas de recambio para los generadores enviados desde el frente.
“Cualquier cosa demasiado compleja se estropea rápidamente. Simplificamos los generadores que recibimos y los hacemos de uso más sencillo para los soldados, que no pueden preocuparse por los detalles mientras tratan de seguir vivos”, explica Roman.
Junto a los generadores, los voluntarios también dan instrucciones breves y sencillas a los soldados, algunas herramientas y el aceite necesario para su mantenimiento en servicio.
Myroslav muestra un generador de 72 años, utilizado en sus tiempos por el ejército estadounidense, mientras subraya que la tropa necesita generadores específicos y fiables.
Como tantos otros voluntarios, Myroslav y Roman están haciendo cuanto está en su mano para ayudar al ejército, pese a que persiste la sensación de que debería haberse actuado antes. “Hay que estar preparado para una guerra así“, dice Myroslav.
Sin embargo, padre e hijo están convencidos de que Rusia no conseguirá la rendición de Ucrania con la estrategia de tratar de “congelarla” destruyendo infraestructuras civiles con sus misiles y drones. “¡De ninguna manera!”, exclama Roman con rotundidad, mientras vuelve a sus tareas.
Fuentes: López Dóriga Digital.