Por Ariel Irigoyen
El investigador de la Cultura Maya de Yucatán, Freddy Poot Sosa declaró que más que pensar en los pibes como ofrenda para los altares de Hanal Pixán, lo importante de la tradición y costumbre de conmemorar a los fieles difuntos es rezar y acordarse de los seres queridos que han dejado de existir, pero su recuerdo permanece en nuestras memorias.
Aclaró que el culto a los muertos que se lleva a cabo en todo México, es una tradición y costumbre muy bonita la cual se debe de mantener y preservar, pero hay que tomar en consideración que es una celebración religiosa que con el paso de los años fue convertido en una costumbre de actividad comercial por todo lo que genera la preparación de pibes, tamales y todo lo que se pone de alimentos en los altares de Hanal Pixán.
Poot Sosa reiteró que ésto no significa disfrutar el tradicional pib de pollo y puerco, ya sea horneado o enterrado, pero los ingredientes para su elaboración tiene precios muy elevados por la demanda de la gente para preparar esa deliciosa comida y colocarlo como ofrenda en los altares de Hanal Pixán a sus seres queridos ya fallecidos.
Comentó que lo importante de ésta celebración es rezar por el descanso eterno de nuestros seres queridos que han fallecido, recordarlos en todo momento, no solo en el día de los finados; aunque, dependiendo de los recursos económicos de cada familia, colocar en los altares los alimentos, bebidas, postres y frutas que les gustaba a sus difuntos cuando vivían.
Finalmente, Poot Sosa opinó que muchos matrimonios jóvenes no colocan altares de Hanal Pixán, pero sí disfrutan de los pibes y la gran mayoría son comprados, y dependiendo del tamaño de la lata donde va el alimento tradicional, los precios van desde 600 hasta 900 pesos, y tampoco rezan por el descanso de sus seres queridos que ya no están en éste plano existencial.