Se cae a pedazos antiguo templo en Tizimín; INAH y Arquidiócesis incumplen promesa de rescate
La parroquia de la Virgen de la Candelaria en Sucopo, Tizimín se cae a pedazos, pese a la promesa de rescate del INAH y la Arquidiócesis de Yucatán
La parroquia de la Virgen de la Candelaria en la comisaría es una joya arquitectónica que se encuentra en estado deplorable a pesar de las promesas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y de la Arquidiócesis de Yucatán acerca de rescatarla.
El golpe de gracia lo recibió la capilla en 2019, cuando las fuertes lluvias ocasionaron el deslave de sus ya deterioradas paredes, lo que causó el derrumbe de una parte de la estructura, que a las pocas horas fue acordonada por personal de Protección Civil Municipal para prevenir accidentes. Al lugar llegó una comisión de arte sacro de la Arquidiócesis de Yucatán, que tomó fotografías y entrevistó a algunos veteranos católicos, y un año después regresaron para avivar las esperanzas de la obra.
Los mismos ha pasado con especialistas del INAH, que en repetidas ocasiones han acudido a este lugar con la promesa de reconstruirla y hasta la fecha no se ha realizado alguna labor.
«Cuando fui comisario en tres ocasiones, los arqueólogos llegaron varias veces, midieron, prometieron que la iban a rescatar y restaurar, y se fueron, pero no han realizado alguna acción y la construcción poco a poco se ha estado derrumbando por las inclemencias del clima, gran parte de las estructuras están a punto de colapsar y varias piedras han sido saqueadas», señaló Lino Alfino Rosado Gil.
La última vez que llegó personal del INAH fue en 2020, cuando prometieron que regresarían el 5 de octubre de ese año para iniciar las obras de rescate y restauración, y las mujeres del pueblo comenzaron a hacer sus ventas los domingos y rifas para juntar un poco de dinero, «aunque sea para cocinar algo para darle a la gente que va a venir a construir nuestra iglesia», afirmó una vecina.
El octogenario Alfino Rosado explicó que cuando era pequeño, la parroquia estaba completa y había una piedra donde estaba grabada la fecha de 1888, «el arco antes tenía sus capiteles, pero poco a poco se fueron cayendo».
Aún cuando no existen datos exactos de su construcción, sólo la fecha que menciona el exComisario, los habitantes de esta comunidad de Tizimín confían en que pronto se iniciará la restauración de la antigua iglesia ubicada a espaldas de la actual, donde veneran a la Virgen de la Candelaria en febrero.
Actualmente, la parroquia cuenta con un enorme arco con hermosas piedras labradas, gran parte de su estructura en el lado Oriente se ha derrumbado y una estructura fue abrazada por las raíces de uno de los árboles simbólicos de esta comisaría, un enorme copó o álamo en la parte Poniente. Aún se conserva la antigua fachada y funge como un sitio religioso techado con láminas de zinc que representan el único apoyo recibido del Ayuntamiento que preside Pedro Couoh Suaste.
Árboles simbólicos
Por otra parte, el nombre de Sucopó proviene de unos árboles llamados álamo. «Son extremadamente tupidos, cuando era niño le decía a mi abuela el porqué no chapeaban esos árboles y me dijo que esa planta es un símbolo de identidad del pueblo, ya que copó en maya es álamo y tzú es tupido, y la gente que vive les decían tzucopóiloob, que traducido a la lengua castellana significa «son de Sucopo».
En el pueblo hay cuatro cenotes, uno llamado Siete Bocas porque tiene siete orificios; los otros son Zaká´al, Saascabah y otro más ubicado en el centro de la comunidad; todos servían como fuente de abastecimiento y tienen una historia peculiar como la de Saascabah donde se piensa que fue escondido un valioso tesoro.
Fuente: Por Esto/Efraín Valencia