Temporada de mero en Yucatán inicia con el pie izquierdo; el 30% de los pescadores no zarpó
De los 12 mil hombres de mar de Yucatán de cerca de 400 embarcaciones mayores y 6 mil ribereñas que estaban listos para zarpar e iniciar la captura del mero, ayer sólo salió cerca del 70 por ciento por problemas de ordenamiento ante autoridades como la Capitanía de Puerto, así como para ahorrar en los insumos que destinarán a los próximos días tras ver el movimiento de sus demás compañeros y tener fijado el precio de la escama.
En Progreso, cerca de 5 mil pescadores fueron parte del inicio del período de captura de mero, sin embargo, se constató que no todas las embarcaciones pudieron zarpar, pues hubo atrasos significativos por problemas de ordenamiento ante autoridades como la Capitanía de Puerto. Parte de los objetivos fijados fue traer dos toneladas de esta especie por viaje, a fin de que sea redituable cada inversión para los buques de grandes dimensiones.
Tal y como se esperaba, la mañana del lunes hubo actividad constante por vía de diversas embarcaciones, aunque como se mencionó, la mayoría no pudo salir por las cuestiones administrativas con algunas dependencias, dando paso a la desesperación de los navegantes progreseños.
Esta situación ha desatado constantes visitas para los encargados de los barcos, quienes también ameritan tener a sus trabajadores con su debida documentación, siendo el más importante la Libreta de Mar. También se ha solicitado llegar en buenas condiciones para iniciar una travesía de más de 20 días en altamar, con el objetivo de evitar tragedias.
“Hasta ahora no hemos podido zarpar, pues hubo un atraso con varios patrones y permisionarios, aunque, por una parte, estamos conscientes de que es mejor partir con los papeles en regla para evitar cualquier sanción o suspensión por quienes tienen la sartén por el mango”, explicó Francisco Alonzo Naal Pancho, dedicado exclusivamente a la captura de especies marinas desde hace cinco años.
El entrevistado añadió que las labores en el océano son desgastantes, dado que los integrantes de los navíos deben iniciar sus jornadas desde las 5:00 horas para provechar los primeros rayos del Sol. La pesca permanece hasta la tarde, cuando el buque pasa a buscar a los boteros al llegar la oscuridad.
En tierra, aún se puede atestiguar el avituallamiento emprendido por las embarcaciones, por lo que a cualquier hora del día tiene lugar el traslado de sardinas para dejarlas en salmuera y llevarlas a las bodegas. Tampoco faltan los cargamentos de hielo y mercancía.
Se indicó que los anticipos alcanzan hasta los 7 mil pesos, aunque se corre el peligro de no poder regresarlos con la producción de mero, ya que se desconoce cómo se encuentre la situación poblacional, sobre todo luego de varios incidentes registrados relacionados con el furtivismo.
“El año pasado nos fue muy mal en absolutamente todo. Tanto mero como pulpo fueron un fracaso, no es mentira, varios empresarios incluso están endeudados y buscan salir de su mala racha. Para que el viaje sea redituable creo que se ameritaría conseguir de una tonelada y media a dos toneladas”, expresó Juan Quijano Cobos, progreseño que es parte de la tripulación del barco Carolina del Mar.
El arranque de la actividad también ha permitido que varias gaviotas retornen al puerto de abrigo para ganar el sustento familiar, aunque esto no es tarea fácil, debido a que a la par de varios pescadores deben realizar esfuerzo físico para ser parte de las labores.
“Prefiero sudar y esforzarme que pasarla mal con la veda. En esta zona de atraque por lo menos hay trabajo. Durante los días de prohibición del mero aquí parecía un desierto, incluso había silencio. Por supuesto que padecimos mucho entre febrero y marzo, no quisiera ni recordarlo”, expresó Estefanía Aguilar, de más de 40 años, quien cada jornada gana hasta 700 pesos.
Mientras que en San Crisanto y Chabihau, cerca del 30 por ciento de los hombres de mar salió en búsqueda de esta especie en el puerto de abrigo. Varios de los que se quedaron en tierra señalaron que no tienen muy buenas expectativas por la escasez que ha habido en los últimos años y el bajo valor en el que se ha pagado.
En el primer día de actividad, se registró movimiento de alrededor de 10 embarcaciones de las más de 100 que hay varadas en la zona, con un promedio de 20 navegantes. José Aguilar, marinero, precisó que muchos han optado por no zarpar hasta ver los primeros días de actividad. “La pesca del mero no es tan esperada como otros años, es muy poco lo que se captura y durante el comienzo muy pocos se animaron, ya no es rentable”, aseguró.
La depredación de la especie en los últimos años ha ocasionado que cada vez se reduzca más la producción a lo largo del tiempo permitido, lo que ocasiona una gran pérdida por la inversión que se realiza para cada salida. “Ya sobreexplotaron mucho el mar, casi no hay mero, no se cuida. En tiempo de veda estuvieron capturando, por eso cada vez es menor la cantidad”, agregó.
Aunque no se sabe el precio que se establecerá para esta escama en el inicio de temporada, los marineros apuntaron que posiblemente se pague en 100 pesos el tamaño mediano, cifra en que cerró el lapso pasado, el cual no dejó buenas ganancias al gremio. “No sabemos cómo van a pagarnos. Progreso es el que establece el valor en el mercado, ya que ahí se concentra todo el producto. Aquí se pondrá un valor considerable”, dijo el navegante Carlos Solís.
En tanto, Gabriel Méndez sostuvo que es más la inversión que se realiza que lo que se gana en la jornada. Explicó que casi todas las embarcaciones que salen diariamente gastan en promedio 700 u 800 pesos, dinero que pocas veces logran recuperar, lo que detona que vayan abandonando la actividad para concentrarse en otros oficios. “Si ven que en dos o tres días está así, se rajan y ya no salen, buscan otros trabajos mientras esperan a zarpar de nuevo”, apuntó.
La pesca del mero no ha sido tan esperada en comparación con la del pulpo, en la cual participa el 90 por ciento de las lanchas todos los días desde que se levanta la veda en agosto, periodo en que aprovechan para poder cubrir las deudas adquiridas. “Aquí se espera el octópodo, el mero ya no, pues el primero es el que deja y cuando se sale a pescar se ajusta el producto”, indicó.
En el primer día de actividad, los marineros que arribaron a San Crisanto y Chabihau trajeron consigo de 15 a 20 kilos por cada lancha, los cuales entregaron a sus compañías. Esperan que los aires de abril y mayo sean tranquilos para poder zarpar a altamar y continuar con esta misión, sobre la que muy pocos tienen esperanzas. “El viento que de esta temporada muchas veces paraliza las salidas. Deseamos que haya más producto, puesto que el año pasado comenzamos de la misma manera que ahora”, finalizaron los entrevistados.
Por otra parte, en el Litoral Oriente, Río Lagartos arrancó con buena pesca, mientras que San Felipe y el Cuyo registraron baja captura.
Manuel Sánchez Massa, empresario de Río lagartos, informó que en el puerto los marineros lograron obtener entre 100 a 150 kilogramos de producto, mientras que en otras comunidades sucedió lo contrario. Hoy más hombres de mar saldrán a más de 30 millas para intentar conseguir cantidades similares a esta.
En cuanto al precio, se averiguó que el negrillo empezó en 200 pesos el kilogramo, en 150 el rojo y 100 pesos el ejemplar mediano.
En El Cuyo, la esperanza se esfumó, pues quienes salieron desde las 4:00 horas con la convicción de que lograrían obtener buenos resultados, no pudieron siquiera costear el gasto de la gasolina, regresando con menos de 20 kilogramos, mientras que algunas embarcaciones retornaron sin un solo pescado.
Ante este panorama, los ánimos decayeron en los navegantes, quienes dijeron que hoy pocos saldrán a probar suerte, ya que de lo contrario únicamente acumularán deudas.
Mero rojo y negrillo, los más codiciados en Estados Unidos
Como se sabe, los tipos de la especie más conocido son el rojo (Epinephelus morio) y el negrillo (Microperca bonacci). Este último es un pez grande, que crece hasta 150 centímetros de longitud y alcanza hasta 100 kilogramos de peso. Tiene un cuerpo oliva o gris, con manchas negras y metálicas.
En tanto, los otros ejemplares tienen amplio rango de longitud total, pues se han reportado algunos entre 42 a 90 centímetros. Se cotiza como un pescado semigraso y su carne es de textura consistente y firme. Su sabor es delicado y su digestión es fácil a causa de la poca presencia de grasa y gran contenido proteico.
En la última década, uno de los años más redituables fue 2017, cuando se lograron obtener a nivel Sureste 10 mil 768 toneladas, siendo Yucatán la Entidad con más aporte gracias a 7 mil 111 toneladas de producto, mientras que Veracruz, Tabasco, Campeche y Quintana Roo en conjunto aportaron 2 mil 106.
Pese a que el 2020 fue el peor año para quienes se dedican al rubro, al menos el mero aportó a los yucatecos ganancias por 5 mil 551.90 toneladas en peso vivo, valuados en 335.74 millones de pesos. Esta cifra ha sido la más alta en el último lustro.
Anteriormente, se ha tenido lo que se considera una crisis a causa de los niveles de producción obtenidos, sin embargo, se conoce a la causa por la que se ha desencadenado esta situación: el furtivismo en Progreso y puertos aledaños como Dzilam Bravo y Sisal, entre otros.
En cuanto a ganancias por exportación que se han tenido en los últimos años, el principal mercado se centra en Estados Unidos, donde gustan de este tipo de pescado considerado con base en sus características como tener seis gramos de grasa por cada 100 de porción comestible, sin olvidar que aporta proteínas y vitaminas del grupo B como B2, B3, B6, B9 y B12, además de magnesio, fósforo y potasio.
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Fuente: PorEsto!