Hipótesis señala que un »componente ancestral único» puede derivar, en algunos casos, en el suicidio
Investigadoras de la Facultad de Química (FQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han encontrado una variante genética en personas de Yucatán, principalmente mayas, que las hace susceptibles a desarrollar depresión, y, por ende, sumado a otros factores sociales, culturales, ambientales, puedan llegar a cometer suicidio.
Es decir, en Yucatán las personas pueden nacer con un componente genético que les haría susceptibles a padecer problemas de depresión, que se podría detonar con la marginación, la alta pobreza, el abuso del alcohol, falta de tratamiento, una pandemia, etc.
Según resultados de la investigación, por cada 10 personas, hay cuatro que presentan depresión, y 50 por ciento desarrollaría tendencias suicidas altas.
Esto podría explicar los altos índices de este problema de salud mental en la región, pero al mismo tiempo es un llamado a las autoridades y ciudadanía para atender esta problemática social antes que pueda poner en peligro la vida de las personas, detallaron las investigadoras.
De acuerdo a las Estadísticas de Defunciones Registradas correspondientes a 2021, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), Yucatán es el segundo estado del país con la tasa más alta de suicidios
Yucatán tiene una tasa de 14.5 muertes por presunto suicidio por cada 100 mil habitantes. Durante el 2021, el instituto documentó 342 casos, siendo la población entre 14 y 39 años la más afectada.
Las responsables de este proyecto son Marta Menjívar Iraheta y Bárbara Peña Espinoza, de la FQ, quienes trabajan en su laboratorio de Enfermedades Complejas, ubicado en el parque Científico y Tecnológico de Yucatán.
A través de un trabajo financiado por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) de la UNAM, han realizado pruebas a 639 personas, mayores de 18 años, pacientes del Hospital Regional de Alta Especialidad de la Península de Yucatán (HRAEPY); de estos, 100 son de Tahdziú, lugar con mayor porcentaje de pobreza extrema en el estado.
10 años estudiando el ADN en Yucatán
Menjívar Iraheta explicó que llevan más de 10 años estudiando la genómica de la diabetes, en la zona de maya de Yucatán, así como diferentes patologías: la litiasis, la depresión, la diabetes y obesidad, en conjunto con el HRAEPY.
Peña Espinoza detalló que, en un principio, ellas iniciaron con el estudio del trastorno depresivo mayor en pacientes diabéticos del mencionado nosocomio, del por qué no responden a su tratamiento. Si era porque no tenía acceso a los medicamentos, tenía alguna variante genética, algún factor ambiental, que los llevaba a un cuadro depresivo.
Sin embargo, de acuerdo con la investigadora, durante el estudio observaron que los acompañantes o personas cuidadoras presentaban mayor depresión y riesgo suicida, que el propio paciente.
Con base en esto, empezaron a buscar variantes genéticas de susceptibilidad al desarrollo de esta enfermedad. “Esta es una enfermedad que es de una etiología compleja. Participan factores bioquímicos, factores ambientales, factores psicosociales y factores genéticos”, detalló.
Bárbara Peña comentó que encontraron que los mayas tenían una Diosa del suicidio, llamada Ixtab; es decir, la población de la península presenta una estructura genética con un “componente ancestral único”. “Nuestro grupo de investigación trató de elucidar si en esta población existen variantes genéticas que no han sido reportadas que los lleven a una mayor depresión y, por ende, a cometer suicidio”, detalló.
Además, señaló que normalmente la depresión es mucho mayor en las mujeres que en los hombres, pero los segundos llegan a ser más letales; sin embargo, con la investigación, notaron que en Yucatán no hay diferencia por grupo, ni tampoco en edad.
“Hay depresión tanto en niños, jóvenes, adultos, adultos mayores, entonces nos preguntamos ¿qué les pasa para que se mantengan en la depresión mayor? Un estado constante de más de un mes de tristeza, apatía, no tienen ganas de hacer nada”.
Comenzaron con la búsqueda de cuatro variantes genéticas que, en otras partes del país, habían sido asociadas a suicidio; así encontraron altas tasas de depresión mayor en la zona, un alto riesgo suicida y sí detectaron la asociación de una de estas variantes genéticas con la depresión.
“Esta variante se encontró igual en los pacientes que su muerte tuvo que ver con suicidio en Tabasco, entonces si lo estamos encontrando en pacientes depresivos o asociados a depresión quiere decir que es una variante de alta susceptibilidad”, precisó.
Resultados: Riesgo suicida
De las 639 muestras estudiadas, 25 por ciento tiene tendencia de riesgo suicida, mientras que 39 por ciento presentó depresión mayor, que está aunada con tendencia al suicidio; y de esta cifra, 45 por ciento, registró un riesgo suicida. Por otro lado, 44 por ciento sólo tiene depresión, sin otra patología, según los resultados de la investigación.
¿Estos datos nos podrían decir que las personas en Yucatán ya nacen con este gen o con esta disposición a sufrir depresión?, se les cuestionó.
“Sí, podríamos decir que una hipótesis presentada por el grupo de trabajo es que existe un componente genético que los hace susceptibles a desarrollar depresión y llegar, por tanto, en algunos casos, al suicidio”, Señaló Menjívar.
“Sí, es una enfermedad multifactorial, por un lado, está la parte social, la pobreza, abusos de sustancias, por un lado, tienen la parte bioquímica y otra es la genética”, añadió Peña Espinoza.
“Nos faltaría descartar si en las familias de estas personas que salieron con depresión, hay alguno que lo tenga, pero aquellos que salieron asociados a esta variante siempre va a estar ahí, nacen con ella, los factores genéticos no se modifican”, agregó.
Marta Menjívar agregó que la pregunta de investigación que se plantea con esto es: ¿Existe un componente heredado genético de la población yucateca que lo lleva a la depresión y al suicidio?
Hay un fondo genético, que se “dispara” con otros factores. Al igual que con la diabetes, “estamos hablando de que la zona maya tiene algo particular donde las personas tienen susceptibilidad a desarrollar depresión”, precisó.
“Lo que se está haciendo es buscar el conocimiento de las bases genéticas de la enfermedad (depresión), particularmente variantes genéticas de la depuración de fármacos, para que el tratamiento sea específico y dirigido al beneficio del paciente; así que el conocer qué polimorfismos tiene la persona, permite dirigir la terapia, lo cual ayuda mucho porque se actúa más rápido para que el medicamento llegue oportunamente, antes de que el enfermo vaya a cometer suicidio”, comentó Marta Menjívar.
“Sensibilidad” maya
Para Menjívar Iraheta, según sus observaciones, las personas mayas de Yucatán son más sensibles y más profundas, por lo que, para trabajar en este tema, no se le puede decir directamente a un niño o niña “tienes susceptibilidad al suicidio”,
“Lo que tiene es que es susceptible a tener una sensación sí muy fuerte que lo lleva a tomar decisiones erróneas, pero en realidad él, como todos los yucatecos, lo que tienen es una gran sensibilidad y por eso son trovadores, por eso hacen poesía, por eso también descubrieron el cero”, manifestó.
Entonces, señaló, buscarán proponer a las autoridades de educación promover más actividades culturales, donde la niñez “saque” toda esa sensibilidad, a través del arte; espacios donde pinten, hagan poemas, presentaciones teatrales, donde ellos “exploten esa sensibilidad que tienen y entonces no se nos queden hacia adentro y luego acaben en problemas de salud”.
Menjívar Iraheta concluye que la población yucateca es distinta de las demás del país, tienen un fondo genético y una mezcla distinta a nivel nacional, las personas pueden tener en promedio 70 por ciento de un componente heredado genético, de la mezcla de diferentes grupos indígenas, pero en la zona de la península de Yucatán es 50 por ciento maya.
La investigación continúa, siguen buscando variantes genéticas; hacer una metodología distinta para buscar un mayor número de genes que pudiera estar involucrado en el desarrollo de esta patología, para ver si hay un mayor número y qué pasa con estas interacciones entre las variantes genéticas.
Fuente: La Jornada Maya/Abraham Bote