Día Mundial de la Salud Sexual
La salud sexual no tiene que ver simplemente con la ausencia de enfermedad.
Es. más bien, parte integral de la salud humana, una cuestión de bienestar holístico (físico, mental, emocional) que permite a las personas alcanzar su máximo potencial. Permite construir relaciones sobre la base de la confianza y el respeto mutuos, y da la oportunidad de crear un espacio seguro desde el cual podamos expresarnos y conectarnos con las y los demás. Es inseparable del pleno goce de los derechos humanos, incluido el derecho de toda persona a la autonomía corporal.
Trata esencialmente de consentimiento. Toda persona tiene derecho a decidir si, cuándo y con quién tener relaciones sexuales. Con esto en mente, el Día Mundial de la Salud Sexual de este año destaca la importancia del consentimiento al convertirlo en el tema del día.
Toda persona tiene derecho a tomar sus propias decisiones acerca de sus vidas y cuerpos, incluso si y cuándo quiere tener hijos. Esto significa que todas y todos debemos poder acceder a todo lo que necesitemos, incluidos los anticonceptivos y la gama completa de servicios e información sobre salud sexual y reproductiva, para hacer realidad estos derechos.
Somos más saludables cuando conocemos nuestros propios cuerpos, cuando entendemos cómo cuidarnos y protegernos y cuando podemos acceder fácilmente a servicios y apoyo. No obstante, con demasiada frecuencia se niega el derecho a la salud sexual, especialmente a las mujeres y niñas, a las personas LGBTQI+, a las personas con discapacidad y las personas que viven en la pobreza o pertenecen a comunidades que enfrentan discriminación.
Se niega el derecho a la salud sexual cuando se oculta el sexo está detrás de la vergüenza y la ignorancia, o cuando se vincula con la coerción, el abuso o la explotación. Se niega el derecho a la salud sexual cuando las personas enfrentan el estigma, la discriminación y la violencia, y también cuando la atención de la salud sexual y reproductiva queda fuera de su alcance, como durante las crisis humanitarias o como resultado de la pobreza y las injusticias sistémicas arraigadas en el sexismo, el racismo, o bien por motivos relacionados con la orientación sexual, la edad o la (dis)capacidad.
El UNFPA promueve la salud sexual en todo el mundo abogando por el derecho de cada persona a la autonomía corporal y apoyando el acceso a servicios esenciales de salud sexual y reproductiva libre de todo tipo de discriminación. Tanto en tiempos de estabilidad como en tiempos de crisis, el UNFPA trabaja para garantizar el acceso a los anticonceptivos, la educación sexual integral, la salud materna y los servicios para prevenir y responder a la violencia de género y a prácticas nocivas, como la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil.
“Cuando las mujeres y las niñas pueden tomar las decisiones más fundamentales acerca de su cuerpo, no solo ganan en términos de autonomía, sino también de salud, educación, ingresos y seguridad”, ha dicho la Dra. Natalia Kanem, Directora Ejecutiva del UNFPA. “Todo ello da lugar a un mundo más justo, favorece el bienestar humano y, por consiguiente, nos beneficia a todos”.
Fuentes: UNFPA.